No diga smartphone, diga, simplemente, móvil.
Con mil millones de teléfonos inteligentes vendidos el pasado año (53% del
total), y la previsión de que suban al 70% en 2014, solo va a quedar un tipo de
móvil en el mundo. En un escenario de bonanza, optimismo, y dinamismo total, se
está realizando en estas fechas en Barcelona una nueva edición de la Mobile
World Congress (MWC).
Primero fue la feria de las operadoras (el organizador
es su asociación GSMA), después perdió su protagonismo en favor de los
fabricantes de móviles, y desde hace un par de años, el foco se centra en lo
que se mueve alrededor del aparato, las aplicaciones. De ahí, que las estrellas
de la feria no sean César Alierta (Telefónica) o Vittorio Colao (Vodafone),
sino Mark Zuckerberg (Facebook) y Jan Koum (WhatsApp).
Como en cualquiera buena pasarela de moda, en el MWC
2014 se van a presentar muchas extravagancias, pero valden para confirmar las
tendencias del próximo año y, quizás, hasta del siguiente. El más allá es
ciencia ficción en este sector simpar.
Teléfonos de 6 pulgadas. La china ZTE presenta el móvil
Grand Memo II LTE con una pantalla de 6 pulgadas, se une así a los que ya
tienen Huawei, LG y Sony, entre otros. Sin llegar tan lejos, Samsung anuncia el
Galaxy 5S algo mayor que su antecesor (5,2 pulgadas). Y esto es significativo,
porque no se trata de un modelo extremo, sino el dirigido a conquistar a las
masas. De la tendencia a la pantalla más grande no se libra nadie; incluso
arrastrará —sí, aunque parezca extraño— a Apple, que antes de fin de año
acabará por lanzar un iPhone de 5 pulgadas y más.
Precios, más bajos. Siempre habrá quien pagará mil euros por un bolso
cuando los hay por 30. Lo mismo ocurre con los móviles. Al margen de ese
pequeño segmento del mercado (aunque muy jugoso), la tendencia es la continua
caída de precios y, además, aumentando su calidad. No hay que gastarse 800
euros para poseer un smartphone de calidad. Los hay por menos de 100,
gracias a los fabricantes chinos. Y esa oferta cala, por encima de cualquier
prejuicio. Basta un ejemplo: las ventas de móviles chinos en Amazon.es se han
multiplicado por 94 en el último año. El modelo más popular es el Huawei Y300,
que cuesta 93 euros. Pero ni Huawei —que también tiene modelos de 600 euros—
tiene su mercado asegurado. Emergen marcas como Bogo, Hisense, Jiayu, Lenovo,
THL, UMI, Xiaomi y Zopo. Quien no tienen un smartphone es porque no
quiere.
Biometría por las venas. Fujitsu presenta en el MWC un
portátil que se enciende al colocar sobre él la palma de una mano. Reconoce las
venas del propietario y se desbloquea. Otra tecnología suya permitirá capturar,
con las yemas de los dedos, imágenes y documentos, para copiarlos o moverlos.
La biometría en productos de consumo ha dejado de ser una excentricidad y aquí
sí que hay que agradecérsolo a la valentía de Apple al adaptarlo al iPhone 5S.
Es el año de la biometría popular, como se comprueba con la aplicación Ergo,
que reconoce al dueño del móvil por la fisonomía de sus orejas.
La cámara, fundamental. Disparar o grabar es la segunda
actividad más frecuente con el móvil. Por culpa del selfie, el
autorretrato, mejoran las cámaras frontales en un ejemplo más del dinamismo de
la industria telefónica para seguir tentando al público a renovar el aparato.
Lo más novedoso viene de Asia. El chino Oppo incorpora cámaras giratoria; el
indio iBerry, cámara de 8 megas para los selfies; el chino Xiaomi M30,
cámara de 13 megas con ajustes manuales...
'Wearables' para todos. Son accesorios tecnológicos
personales. Un simple audífono es ahora un wearable, pero ahora el común
audífono se comunica por bluetooh con el smartphones y amplifica las
señales. Es solo uno de los avances que se mostrarán en el MWC. En Europa, la
compra de monitores de presión arterial conectados aumentó un 42%; las
básculas, un 88%, las pulseras inteligentes se doblarán. El wearable no
se puede disociar del coche ni del hogar, y siempre alrededor del smartphone,
centro de todo, por encima de tableta y ordenador.
Internet de las cosas. Quizás es lo mejor que le ocurra a
las operadoras en los prócimos años. Sin SMS (WhatsApp lo mató), sin llamadas
internacionales (Skype), sin redes sociales (Facebook), las operadoras tienen
un nuevo negocio en el M2M, la conexión máquina con máquina.
Samsung-Apple, sí pero menos. La diversidad de ofertas va a
horadar el dominio de estos dos grandes. Apple seguirá vendiendo más móviles
pero perderá cuota de mercado; lo mismo le ocurrirá a Samsung, mientras crecer
las marcas chinas.
Android-iOS, sí, pero menos. El duopolio en sistemas operativos
se frenará gracias a la irrupción de Windows Phone que se come el sitio de
Blackberry. También de Firfeox Os, que con ZTE y TCL, se implantará en smartphones
de menos de 90 euros.
(Fuente: www.elpais.com)